Con el apagón, que cosas suceden
Apagón
Nueva York, 14 agosto de 2003
Ese día descubrimos Pearl River Mart en el numero 477 de la calle Broadway, cerca de la calle Broome en Soho.
Es una de las tiendas mas increíbles que habíamos visto jamás! Una de las mejores y mas grandes tiendas chinas del mundo. Estuvimos horas y horas. Fácil como 5. Y entre otras cosas nos compramos zapatitos chinos, sobres, utensilios de cocina y una gran sopera de porcelana blanca hermosa, para la vajilla de mi mamá. Salimos medio cargadas y muertas de hambre pero por suerte habíamos comprado una maletita negra con ruedas para llevarme de regreso a Barcelona así que metimos todo ahí y nos olvidamos de cargar.
Caminamos media cuadra y nos metimos a un restaurante que tenía muy buena pinta donde tenían pan casero y nos devoramos 2 sandwiches buenísimos de pavo y queso y tomamos unas copitas de vino.
Cuando pedimos la cuenta eran las 4:15 y nos la dieron escrita a mano porque no funcionaba el sistema. No había luz. Pagó mi mamá y salimos a la calle de regreso al hotel. Esa noche salía mi avión y el de mi mamá al día siguiente. Decidimos hablar desde un teléfono público a la compañía de shuttles del aeropuerto para reservar uno para cada una. Había mucha gente en la calle y una gran cola en la cabina de teléfonos. Se oía un murmullo tétrico. Se sentía tensión en el aire.
Preguntamos que chingados pasaba y nos explicaron que había un gran apagón en la ciudad y sus 5 barrios vecinos. En concreto, las ciudades de Cleveland, Akron, Toledo, Baltimore, Buffalo, Albany, Detroit y Nueva Jersey se habían quedado sin luz. En total un área de 24,000 km2 se quedaron sin luz a media tarde. Y pronto iba a oscurecer.
Nos trepamos al primer taxi que quiso subirnos porque mucha gente quería regresar a su casa. Desde la caída de las torres el 11/S, la gente que vive en la ciudad de NY siente terror cuando alguna situación se sale de control. Obvio. Yo entré en pánico. Quería llegar al aeropuerto cuanto antes.
No cruzamos ni 5 calles en el taxi cuando el trafico era insoportable. No se movían los coches y la gente estaba por todos lados. Caos general. Bajamos y decidimos lanzarnos caminando, total nos haría bien el ejercicio. Teníamos el tiempo justo para regresar al hotel, empacar mis cosas y salir antes de que nos quedáramos totalmente a oscuras, atrapadas en el 15 piso de un hotel junto a Central Park.
Cruzamos caminando toda la ciudad. Vimos una cantidad de locuras irreales en la calle….en un Salón de Belleza, habían sacado la sillas y tenían a las clientas instaladas en la banqueta con papel aluminio en la cabeza, esperando el resultado de las mechas. Otras con el manicure recién hecho y secando las uñas al solo o a lo que quedaba de el. Vimos gente cerrando sus tiendas, gente armándose de víveres con agua y latas como si llegara la guerra. Otros compraban velas y otros corrían despavoridos hacia sus casas con su familia. Empezábamos a cansarnos de caminar y venir cargando desde Soho con la maldita sopera china. A mi sólo me importaba llegar al aeropuerto a tiempo para salir de ahí. Fue por esas fechas que empecé a tener pánico de volar.
Llegamos a Times Square para encontrarnos con uno de los paisajes mas desoladores de toda la historia de mi vida. Ese lugar conocido por sus carteles y tiendas exageradamente iluminados, estaba totalmente oscuro. Todos los letreros estaban apagados. Las coca colas, los chocolates, los relojes, las noticias, la taza de noodles y la bolsa no estaban. Estaba anocheciendo y pasar por ahí daba miedo. Sobre todo porque era una metáfora del momento. La belleza de la ciudad iluminada por las noches estaba apagada y empezaban a salir los diablos y los fantasmas desde sus escondites mas secretos. Las calles estaban desiertas y las tiendas cerradas. Ahora nadie quería estar en Times Square. Uno de los lugares mas visitados en todo el mundo.
Apretamos el paso y por fin llegamos al hotel. Había una crisis terrible. Eran cerca de las 7pm. Había gente instalada en el lobby con sábanas y toallas haciendo camas improvisadas. No había mas cuartos disponibles y nadie quería moverse de ahí. Las líneas de teléfono estaban saturadas y era imposible hablar al aeropuerto para ver que onda con los vuelos. La gente me decía que ni siquiera debía salir del hotel, mucho menos tratar de encontrar un taxi rumbo a JFK.
Subimos juntas y casi agarraditas de la mano los 15 pisos del hotel con la magnífica ayuda de un mini encendedor bic (que no supo fallar). Nos incendiamos los pulgares tratando de mantener la llama prendida. Éramos muchos los que subíamos y bajábamos las escaleras. Casi había trafico. Tardamos un buen rato pero por fin llegamos a nuestro cuarto, el 1503. Todavía había algo de luz y con muchas prisas empacamos mis cosas y bajamos a ver si de pura casualidad encontrábamos un taxi. La calle era un descontrol total, taxistas tratando de volver a casa sin llevar a nadie. Tráfico insoportable. Puestitos improvisadas en la calle vendían velas, pilas y agua.
A las puertas del hotel llegó un taxi que venía del aeropuerto. El señor que se bajó me pidió que por favor no intentara ir para allá. Se veía muy cansado. JFK era un caos total, todos los vuelos para esa noche se habían cancelado y había miles de personas atrapadas ahí sin poder ir a ningún lado. Los baños funcionan con electricidad y parece que todo estaba echo un asco. Lo mejor era quedarnos en nuestro cuarto y no tratar de hacer estupideces. Ya mañana sería otro día y seguro que se resolvería el problema de la luz. Regresamos al hotel y volvimos a subir los 15 pisos con el mini encendedor de mi mamá que se la aguantó perfecto. Nos instalamos y nos atragantamos unas bolsitas de papas y cacahuates y nos pusimos a platicar. Al rato nos dio sueño y nos metimos a la cama a dormir.
Cerca del amanecer abrí los ojos y vi que el reloj de la mesita de noche funcionaba y parpadeaba marcando las 12. Vi mi reloj y eran las 6:20 y había regresado la luz!!!! Prendimos la tele para darnos cuenta de la dimensión del apagón y después del que hubo en el verano del 77, este era el apagón mas grande en la historia del país. Todavía había muchas partes de la Costa Este que no tenían luz y no la tendrían hasta varios días después.
Yo tenía que ir al aeropuerto porque había algunos vuelos que si estaban saliendo y el mío no lo habían cancelado otra vez. Me despedí de mi madre como si fuera la ultima vez y me subí al taxi entre lágrimas. Después de uno de los trayectos mas largos de la historia de los taxistas, llegamos a JFK cerca de las 10 de la mañana del 15 de agosto. La cantidad de gente que había literalmente desparramada por el piso era patético. Apestaba a mierda por todos lados y todo estaba súper sucio. La ventanilla de mi vuelo estaba abierta pero había una cola enorme. Cuando por fin me tocaba a mi me aseguraron que ese mismo día saldría mi vuelo rumbo a España pero no sabían cuantas horas podía esperar. Quizá unas 7 u 8 horas por lo menos. Obviamente me quedé por ahí, comí algo, leí un rato, me dormí otro e hice amigos con algunos españoles que viajaban en mi mismo avión.
Después de lo que me pareció una eternidad, anunciaron mi vuelo. Habían pasado 7 horas. Finalmente abordamos y despegó el avión sin ningún contratiempo. Lo peor había pasado para mi pero mi jefa estaba a punto de vivir unos de los peores días de su vida. Su vuelo se había cancelado y no pudo salir en 2 días. Tuvo que regresar a Manhattan a buscar un cuarto de hotel y solo encontró para una noche, la segunda de plano se lanzó al aeropuerto y durmió entre familias y gente desparramada en el suelo. Al día siguiente finalmente pudo tomar su vuelo de regreso a México.
3 comentarios:
Me encanta cómo escribes desde tu óptica fotográfica esta faceta globalizada de tus historias de sobrevivencia.
Recuerdo que algo me contaste del apagón, pero no así. Qué interesante que lo vivieras con tu mamá.
Soy tu fan.
Me encanta cómo escribes desde tu óptica fotográfica esta faceta globalizada de tus historias de sobrevivencia.
Recuerdo que algo me contaste del apagón, pero no así. Qué interesante que lo vivieras con tu mamá.
Soy tu fan.
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